22 de septiembre de 2009

MUERTECITA


A Notahtzin Zipaktlli iuan Nonamiktli Zipaktli

Somos tan pequeños, tan diminutos
frágiles como dientes de león
canciones de dolor y amor que se acaban
para dar paso a nuevas notas y letras de colores.

Que muertecita aquella estar en tus brazos
que muerte cuando me arrancas de tu pecho
como flor seca ya marchita
que muerte la que soy y la que es.

Somos cuerpos a veces pesados y a veces ligeros
que cuando nos vamos se desvanecen lentamente
pero la voz se queda para siempre, aún cuando nos vamos
en tu tierra del corazón en tu tierra labrada.

La muerte es igual a ti mismo
no luz ni sombra, afuera ni adentro...arriba
ni ángeles ni demonios, tu mismo te llevas
el cuerpo se hace más pequeño, y tú más grande.

Las mariposas llevan parte de todos
los ríos cantos de muertos, las semillas
la flor de campo tu aroma, tu luz y forma
y si te vas o me voy cantaremos la vida
como la muerte lo hace
que es la voz que se queda para siempre, aún cuando nos vamos
en tu tierra del corazón en tu tierra labrada.


"Corto realizado en Calavera Films®. Calavera Films® es un estudio de animacion que produce cortometrajes, comerciales y todo tipo de proyectos animados con diferentes técnicas: stop motion, plastilina, 2D y 3D."

ANTESALA DE LA MUERTE


Habitualmente morimos. Morimos como respiramos, unos inhalan y otrs exhalan para siempre.Morimos diario, nuestra cama es el lecho mortal y algunos tantos nunca despiertan.

Antes y para algunos ahora, el lecho era el petate y enrollado en él te enterraban y si te iba mejor te lanzaban al vacío.Hoy no cabes en los panteones porque ya ni morirse en paz uno puede, hay sobrecupo de muertos.Dicen que el mexicano se ríe de la muerte pero es mentira, ni los abuelos autóctonos ni aún la gente "moderna"se ríe de ello,al menos yo nunca he presenciado un velorio en le que alguien se esté carcajenado.O cuando alguien esté en riesgo de muerte, ¿Se imaginan por ejemplo a la bola de gente del metro Balderas diciéndole a Luis Felipe Hernández "a que no me daas"a que no me daas"?¿O a alguno de ellos burlándose de los muertos o los heridos?.En definitiva no nos reímos de la muerte.

Aunque más bien de lo que nos burlamos es de la vida, pero de esa ingrata no hablaré ahora, prefiero quedar bien con a la muerte.

Muchos dicen que morirse es seguir la luz, salir del cuerpo,llegar a las puertas del cielo o el infierno,desdoblarte y ver tu alrededor incluyendo tu cuerpo inherte, un fin con preámbulo de película con los momentos más felices de tu vida e infinidad de afirmaciones. Se dice que nadie ha regresado para contarlo y como decimos los mexicanos "más o menos" es verdad.

Sea como sea la muerte lo que une a tantas opiniones siempre es la incógnita de si es el fin o un nuevo principio, los mexicanos indígenas y la mayoría de los mestizos enchulamos con vida a la muerte, ofrendamos a los que se fueron de manera simbólica porque repetimos lo que los ancestros enseñaban sobre la muerte, conscientemente le quitamos significado pero el significante permanece conservando la sabiduría enfrascada en ello.

Aquí una idea vaga sobre la muertecita para que tu te preguntes y respondas a ti mismo,camines por la vida y en vez de pedir que no muera la gente que amas antes que tú, no sufrir ese duelo mortal o no morir con dolor,vivas trabajando para una muerte digna, la paz contigo para que el día que un ser amado se marche no muera y si tú te vas tampoco mueras.

9 de septiembre de 2009

EN SÓTANO

No tengo sótano pero suen bien ese título '¿no? suena muy lejos del folklore del mexicano,creo que su símil acá para la gente como yo,es el chiquero,el chacharero o algún lugar donde se deja aglomerado infinidad de objetos y recuerdos.Me encontré esto de unos años atras.


MI TÍO VICENTE

Mi tío se llamaba también Vicente, él tenía mucho frío en los ojos y siempre se preguntaba ¿Cuánta soledad puede caber en dos puños? Pensaba yo siendo infante si a caso la soledad era parecida al arroz, o si Soledad era una señora similar a Doña Rosa, con esas piernas muy largas, una piel blanca como la ausencia y esos ojos que no se le alcanzaban a ver desde donde estábamos los otros niños y yo, desde abajo dirían los adultos, desde arriba digo yo ahora.

No se dónde, cuando o cómo nació mi tío, solo lo vi ahí, solo se que habría muchas poesías entre su cabello, entre sus manos y entre la estela que dejó su vida. Yo no las conozco, pero me gusta imaginar que es así. A veces cuando he ido a visitar a mi tía Leonor, me gusta robarle de la mirada, unas cuantas estrofas de mi tío que aún habitan en esa mirada que todavía lo ama; como ladrona me marcho, como ladrona me quedo.

No se dónde, cuándo o como nació mi tío Vicente, pero sí se dónde, cuándo y cómo nació Vicente Huidobro.

“Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo;
nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del
calor. Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de
automóvil sentimental…”

Sigo su poesía como sigo la de mi tío Vicente, mi tío la llevaba arrastrando entre los pies, Huidobro la arroja como diamantina al cielo y luego, se forman más estrellas, o charcos o valles o cualquier cosa que no estuviera aún ahí.

"Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por
todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de
placer o de agonía."
"Se debe escribir en una lengua que no sea materna."
"Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte."
"Un poema es una cosa que será."
"Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser."
"Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser."
"Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado por el
viento."
"Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco."

Me encierro en mi cuarto y trato de olvidar a los Vicentes, no quiero saber nada de su maldita poesía, no quiero pensar, quiero evadir la realidad con la irrealidad de los noticieros, con la irrealidad del olor a comida, de los pasos de los vecinos. No quiero saber nada del creacionismo del Vicente de los reproches, ni del Surrealismo que se saborea Joel después de una copa de vino o de abismo, ni del andar del universo ni nada…A lo lejos una buena música se deja oír, luego se escucha, después se mete por mi ventana y me acaricia: Los tres de Chile…”Déjate caer” ”…Consuélame otra vez porque no pienso volver, vuelve a creer, la vida es imprecisa déjate caer…” ¡Otra vez Vicente vuelve a posesionarse de mí! ¡Otra vez Joel!
Vicente exclama: “La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir y dejamos
el aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan
mañana a respirarlo.
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir
porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más
alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la
memoria de la piedra. Hemos saltado del vientre de nuestra madre o
del borde de una estrella y vamos cayendo…”
Los Tres de Chile lo han traído de vuelta, su canción lleva presente algo mágico, el Altazor de Huidobro, con mágicas guitarras.
Mi cabeza es una maldita locura, la poesía la bendice, la vida misma, tú. No puedo hacerle el amor al olvido.
“…¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?...”La poesía soy yo, es Huidobro, es la vida, es mi tío Vicente, son las lágrimas de Joel.
”…Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?”
¿Qué sería del mundo sin mi tía Leonor? Los poemas de mi tío Vicente terminarían de marcharse a donde nacen las estrellas.
“Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares” Ella de Huidobro, ella de mi tío Vicente tienen los ojos tan inmensos y profundos
“Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza” Leonor escondió también su sueño, también encontró un muerto, no solo en medio de su cabeza, sino de su corazón. Vicente y mi tío Vicente están muertos, pero su corazón late uno a través de las letras y el otro a través de los ojos de Leonor.

Huidobro emigró a buscar la vanguardia europea, cruzó las fronteras de otras mentes malditas (como las de los surrealistas Guillaume Apollinaire y Pierre Reverdy,) a pesar de ello Huidobro pronto se escapó de los postulados surrealistas, e hizo brotar la flor del creacionismo, en la que situaba al creador artístico a la altura de un demiurgo capaz de dar a su creación un aliento vital tan poderoso que se podría comparar, incluso, con las creaciones de la propia Naturaleza.

Mi tío Vicente emigró para huir de la vanguardia citadina, cruzó las barreras de otras mentes para apoyar y estar cerca de las mentes sabias de los indígenas y para enamorarse de por quien sigue presente.

Vicente Huidobro regresó a morir a Chile, tierra que merecía ser reconocida por dar frutos como el que huyó para regresar a morir frente al mar de esa humilde y adolorida Nación. Huidobro sabía lo que tenía en su naturaleza, la capacidad de crear nuevas dimensiones con sus palabras, que florecían de maneras inimaginables, por ello era soberbio “El poeta es un pequeño Dios”

Vicente y Vicente, cual de ellos dejará de provocarme esas ganas de seguir robándoles lo mucho que nos pueden legar, uno con sus universos y el otro con ese amor inmortal, dicen los adultos que uno de ellos está enterrado en Chile y el otro en Tolimán Querétaro, yo digo que están enterrados en el vagabundo cielo, sin fronteras, con el tiempo fuera de su jaula de cristal y arena, libres eternamente y con la gloria de seguir dibujando nuevas galaxias.

“Si yo sólo pudiera hacer, una locura en la vida, esa sería volverme loco”
(Vicente, Vicente, Ariadna)