6 de diciembre de 2014

Volar...


Esta vez, sólo esta vez no quiero vivir bien.
Soy indudablemente una bestia- mujer,
por eso huyen las flores y mariposas.

No quiero caerme si no vuelve el amanecer,
no encerrarme en un cuarto sin ventanas.
No soy dulce.

Estoy hecha para crear y destruir.
Quiero comer, tomar, correr sin guardar el secreto;
estar lejos.

Deseo desde niña, sin prejuicios;
sin estadísticas, ni discursos,
tras el iris,tras el espejo.

Mi corazón labrado por el viento,
como las montañas, los mares.
Quiero volar y andaré volando.

22 de noviembre de 2014

MARÍA

Sí la besé; sin permiso ni coherencia. Como si no hubiera cuarenta o cincuenta pares de ojos a nuestro alrededor.
Nunca toqué piel más suave, ni percibí un aroma a vainilla recién cortada. Yo la embriagué con el olor a puro de mis labios, que condensó en su dulzura mi amargo espíritu, que por ella se volvió delicado, como mariposa.
Jamás mis senos habían sentido el éxtasis semejante de otros iguales, en una simetría jamás buscada pero encontrada; entonces el temor se volvió cenizas.
De las cenizas, ardieron brasas. La música viajó lejos y lo único que percibieron mis oídos, eran los tambores de dos instrumentistas sedientas de cadencia, de guerra.
Sus lágrimas humedecieron mis mejillas; eran como un manantial que emergía de entre sonidos de guitarra. Un golpe hizo hervir mi mejilla, me trajo de vuelta a al tierra.
Me arrancó de sus brazos, de sus redonda cadera, de su aliento.
Comencé a tejerme una trenza, que hoy corté y puse en su tumba.

"Y le juro María señora, que no habrá mañana, ni antes ni después."





24 de octubre de 2014

Tlazohteotl


(Una foto)


¿Qué error comete el arquero
si el tiempo se interpone entre él y la presa?
Entre la maleza y el abandono,
descobijado de alma
armado con espíritu
y fuego dorado.
¿Qué culpa debe sentir el soñador
de no querer sacudir sus suaves y profusos deseos?
En ese ornirismo de amuletos,
colores y semblantes; donde puede saciar su sed,
aspirar un aliento anhelado, por vez primera
y por última, sin conocer más,
tan cerca de esos ojos profundos,
nublados y llenos de providencias
que no son de esta tierra, ni de aquella:
que no descienden de esta vida.
¿Qué culpa tengo yo
de no querer abrir los ojos y ver la bruma?
de querer alcanzarte
y bañar nuestros rostros
con el agua fresca de un río celeste.
¿Qué responsabilidad tengo
de que Tlazohteotl desgarre mi vientre?
Y me haga soñar con tormentas de agua y arena
con jaras de ti, con rocas de ti,
con tus noches y tus días
con tu piel de Tule
con la furia de ti y con lo doloroso
que resultan las ofrendas jamás hechas.
Las flores sin ti
una realidad sin ti.

¡Tlazohtla, sana mi cuerpo con copal!
Y déjame dormir un momento más,
sólo un instante
para siempre.

4 de septiembre de 2014

ERES

                                                                                 (Botas y vals, primo...)
No podría hablar mucho sobre ti .
"Eres", porque el pobre siempre deja estragos recios,
premoniciones invisibles, momentos agraciados,
amores aledaños, suspiros, dolores, bullicios,
maldades, patanerías, ceremonias, bodas,
nacimientos, XV años, sepelios...
Los pobres  podemos elegir entre ser beatos o demonios
y a veces nos juzgamos recíprocamente con cierta complicidad,
para pasar el rato, pero al final elegimos nuestro bando
que finalmente no existe, porque es el mismo.
Ese día nos regalaste un tequila en la mano,
una 'chela' clandestina entre rostros amados o queridos,
cebada con lagrimas, cigarros con humo doliente,
una fiesta sacudida de sufrimiento entre corridos norteños
en eso, se nos olvidó, lo 'rockeros', 'guaracheros' o 'motzareros'.
Cornelio Reyna, Los cadetes de Linares, José Alfredo
nos unieron en un llanto letal, real, libre
y a la vez, nos hiciste sonreír porque te saliste con la tuya, como siempre:
no tuviste meseros, ni viuda con lentes de sol;
fuiste el anfitrión de tu propio velorio.
Eso es: tú tendido entre las voces de la redoba y bajo, durmiendo.
Tu cara entre el mosaico de tus padres,
tus manos entre acordeones y gruesas vibraciones
se fueron por las veredas cíclicas,
de forma temporal,
hasta que algún día nos topemos en el camino.