24 de octubre de 2014

Tlazohteotl


(Una foto)


¿Qué error comete el arquero
si el tiempo se interpone entre él y la presa?
Entre la maleza y el abandono,
descobijado de alma
armado con espíritu
y fuego dorado.
¿Qué culpa debe sentir el soñador
de no querer sacudir sus suaves y profusos deseos?
En ese ornirismo de amuletos,
colores y semblantes; donde puede saciar su sed,
aspirar un aliento anhelado, por vez primera
y por última, sin conocer más,
tan cerca de esos ojos profundos,
nublados y llenos de providencias
que no son de esta tierra, ni de aquella:
que no descienden de esta vida.
¿Qué culpa tengo yo
de no querer abrir los ojos y ver la bruma?
de querer alcanzarte
y bañar nuestros rostros
con el agua fresca de un río celeste.
¿Qué responsabilidad tengo
de que Tlazohteotl desgarre mi vientre?
Y me haga soñar con tormentas de agua y arena
con jaras de ti, con rocas de ti,
con tus noches y tus días
con tu piel de Tule
con la furia de ti y con lo doloroso
que resultan las ofrendas jamás hechas.
Las flores sin ti
una realidad sin ti.

¡Tlazohtla, sana mi cuerpo con copal!
Y déjame dormir un momento más,
sólo un instante
para siempre.

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