22 de julio de 2011

¿A DÓNDE SE FUE EL FLECHADOR?

PARTE I

Nunca vi un arco como ese, labrado en toda su piel de madera. Sus imágenes cuentan historias de guerras antiguas, cuentan ciencias de vida a magnitudes titánicas. Cuentan de un viaje al centro de sí mismos, del largo y abismal viaje en forma de trapecio, alumbrado por la luz natural interior, que se cuela en los espacios obscuros y rompe el tejido negro con figuras de luminosidad que forman constelaciones floridas.
Su tensión bien lograda, parecíera la tensión del propio tiempo, que es aparentemente lineal, pero guarda el secreto de la vibrante forma de lo eterno, como el oleaje imparable del mar, que corre como el caracol en ese canto vívido y mortal de lo que no tiene fronteras, de lo que no tiene horizonte real.
No solo tu arco, tus flechas.¿Exsiten?¿existen de verdad tus flechas? que acertaron antes de ser lanzadas. Que el que no atraviese, es porque el arquero así lo quizo. Que la enseñanza no es cruzar la presa, sino no cruzarla. Esa selección complice del guerrero sabio hermanado al destino: des-tino. La verdadera razón del destino para el necio libre es muy diferente a la del sabio libre.
Tus extensiones navegantes en el viento son tatuadas por tu aprendizaje, por tu propio dolor en el cual hiciste alianzas. Ese latido venal, ese hablar del hígado, el modo como transmiten las vísceras; el corazón consejero, los genitales hablando como sensores. Esa comunión con el viento en el que tú y tus flechas se esconden en sábanas, hermanos ya del entorno sagrado: el flechador y su tiempo.

3 comentarios:

ERICK GUZMAN dijo...

Dicen los ojos mudos de Los Niños Sin Ojos, que la última zaeta que percutió, era en realidad él mismo.

Ariadna Lira dijo...

Conde Guzmán, no hay honor en un verdugo, más que cuando es uno mismo el perpetuador, y qué mejor que sea con alianza de las flechas del destino. Un fuerte abrazo desde la distancia.

Leo Hernandez dijo...

eres una gran relatora de historias, y una gran cuentista, orgullo me da ser tu amigo y admirarte tanto.