No esta vez...
El arquero amarra sus alas,
divisa una explosión mitificada de esqueletos descarnados,
de bocas de serpientes y se hunde en el cielo.
El elixir brota tibio y virgen de viento.
Colapsa ese tiempo de saetas que profanan carne,
por una boca árida de salvia.
El viejo deja de ser
a manos del alba.
2 comentarios:
Una buena lectura acompañada de la exquisita jarana. Siempre es bueno tenerte en el mundo blogger; aunque sean momentos esporádicos.
Muchos abrazos y sonrisas para ti.
Sé feliz :)
hermoso, como siempre...ese final no tiene madre, poeta!! tu talento es nato!
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